11 suicidios diarios en España. Escalofriante, ¿no crees?: que 11 personas al día tengan esa gran valentía o cobardía a la vez de decidir que para vivir así es mejor no hacerlo. Otro dato: 2.800 psicólogos clínicos hay en salud pública, 2.800 personas que deben ayudar a ese más de medio millón de españoles con problemas mentales diagnosticados, la proporción falla.
De esta manera, con suerte tienes cita cada dos meses y siendo sinceros, es IMPOSIBLE avanzar de forma segura con una sesión pobre y además poco frecuente. La solución que muchos encuentran es ir a un psicólogo privado, el cual te va a tener que cobrar probablemente más de lo que te podrías permitir y, en caso de no escoger esta solución, encontramos una peor: abandonar y dejar que nuestra mente nos hunda. En qué momento, en un país tan desarrollado y tan del primer mundo como del que presumimos, ha permitido que la salud mental se convierta en un privilegio en manos de tan pocos...
Necesitamos más psicólogos públicos pero no les ponemos facilidades: tras su carrera, viene el máster y tras ello, el PIR. Y con este último no consigues acceder a la Seguridad Social, si no que accedes a una serie de estudios para acabar de formarte para poder atender a personas que verás cada dos meses.
Muchos después de llegar a la "meta" llegan agotados, sin ganas de continuar, y con la ayuda que ellos mismos proporcionan. Esto hace que la calidad de las sesiones baje y con ello su eficacia y la confianza del paciente en el experto. Tenemos miedo, por las experiencias de gente conocida, por el boca a boca, por la fama, miedo a que nos juzguen. Pero este miedo está también en los psicólogos privados, los cuales muchos buscan el beneficio (ya que es su negocio), poniéndolo por delante de la salud del paciente.
Necesitamos facilidades y comprensión, eliminar el estigma del psicólogo pero sobre todo, necesitamos esos psicólogos para dejar de ahogar a esos que ya están velando por nuestra salud.
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