En este mundo hay dos tipos de personas: Los que van de sanos y son superfits, y en el otro lado estamos los que practicamos el sofing.
Yo siempre he sido una vaga ejemplar, nunca me creí eso de que "el deporte es bueno para tu salud mental" hasta que encontré ese deporte que me calló la boca de golpe. Tener la mente ocupada un tiempo en ejercitar el cuerpo no sólo hace que estés más saludable físicamente, si no que también hace muy bien a tu mente.
El deporte libera endorfinas y hacen que nuestro cerebro esté más activo y más feliz. Te sientes una persona productiva y sobre todo notas que no eres un inútil como me sentía yo.
La salud mental no era uno de mis fuertes ya desde que gateaba y todos los psicólogos le decían a mi madre que buscara un deporte que me gustase pero claro, ¿cómo haces para que a una niña de 4 años le fascine de la nada un deporte? Equivocándose. Probé mil cosas: el kárate, el ballet, la gimnasia rítmica, el baloncesto, la batuka, el patinaje, zumba... pero, pese a que alguno me gustaba, no acababa de disfrutar practicándolo, hasta que me llegó la oportunidad de practicar judo.
Cuando encuentras ese deporte que te apasiona, estás deseando que llegue el momento de ir a hacerlo, es el mejor momento del día y sales desestresado y siendo una persona nueva gracias a que has tenido la mente en algo que te gusta y aun encima estando en movimiento y descargando esos pensamientos malignos en forma de energía.
Por último, recordar que todo es bueno en su justa medida y que tampoco debemos por lo tanto obsesionarnos con esto ya que podría derivar en otros problemas.
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